l Boletín de programación de la Radiodifusora Nacional de Colombia, o Radio Nacional de Colombia,
se trataba de una detallada presentación de los programas y las temáticas que se emitiría, mes a mes tanto en la programación de AM como en la de FM.
Cabe anotar que la programación por onda corta era la misma que se emitía por el AM doméstico.
Sólo existían dos programas de carácter internacional: El Noticiero Internacional y el Correo de los oyentes, que fue conducido durante algún tiempo por el radioaficionado y diexista Jesús Valencia.
Se trataba también de una publicación con artículos de la cultura culta, referidos a las letras, la poesía, la música y el teatro, principalmente, tanto del ámbito local y nacional como en el internacional
Aquí vemos unas de las publicaciones más antiguas a las que tenemos acceso de noviembre de 1984.
En esta publicación se lee arriba: tercera época, número 13. Gran parte de la programación de la emisora estaba dedicada a la música clásica, programas sobre el folclor tradicional colombiano, algunos sobre letras y publicaciones, transcripciones de la BBC de Londres, como las efemérides y otras de Radio Nederland como
Cuide su salud.
Haciendo un somero análisis de la programación de ese momento, se nota una ausencia de la cultura viva y contemporánea. Ni pensar en un programa de rock en Español o de subculturas urbanas, por ejemplo.
Afortunadamente comenzando los años 90, la programación va a ser reestructurada, abriendo espacios a nuevas expresiones.
Aquí les dejamos algunas de las portadas de estos boletines de programación que llegaban a tener entre 50 y 60 páginas.
car 2009 (C) se puede citar con fuente.
Observamos en ésta última publicación los destalles de las frecuencias de cubrimiento nacional en AM y FM, así como la onda corta.
Radio Nacional de Colombia 11795 Khz, una de las últimas frecuencias que utilizó.
Apreciado señor y amigo.
Muchas estaciones de radio comerciales que existían por onda corta confirmaban a sus oyentes con cartas de verificación.
Estas cartas, tan válidas como una QSL, eran personalizadas y quizás como documento podrían resultar más interesantes que una misma tarjeta.
Estas cartas contienen expresiones y frases amables para con los oyentes, firmas de los directores o programadores, sellos y señas tipográficas de interés.
Estas cartas dan agradecimientos por los informes, esperan que los programas escuchados hayan sido de interés e invitan a una nueva escucha. Algunas dan detalles adicionales como explicar el propósito de la emisora, el alcance que ha tenido y parte de la programación. También es común encontrar datos sobre las ciudades desde donde se emite, características de las antenas y transmisores.
“Con mucho gusto confirmamos recibo de su gentil comunicado”, “Expresamos a usted nuestros sinceros agradecimientos por su amabilidad”
Algunas emisoras de radio parecería que no “confirman” como tal la recepción, pues sólo dan las gracias por el informe y por el interés en la emisora.
Algunas emisoras tardaban mucho en responder los informes ya que no tenían procedimientos determinados para estas verificaciones.
Se pueden encontrar frases como: “Ante todo le pedimos nuestras excusas por no haber dado respuesta oportuna a su grato reporte”, o “Estimado señor, agradecemos su informe de recepción de nuestra emisora y queremos disculparnos por haber tardado tanto en responder correctamente a su misiva”.
La formalidad y respeto por los oyentes es una constante en estas cartas, quizás por la época en que fueron escritos combinado con una alta estima por los oyentes internacionales.
“Con sinceros votos por usted, y toda su familia, nos es grato suscribirnos como sus atentos amigos”
“Sin otro particular nos es grato suscribirnos como servidores y amigos”
Fuente de las imagenes: The SWL QSL Card Museum
TRANSMISORA CALDAS
RADIO TODELAR INTERNACIONAL
RADIO NEIVA
RADIO EL SOL
RADIO COLOSAL
EMISORA ATLANTICO
Hola Colegas
Les envío un enlace donde se encuentra un audio sobre la historia de la radio colombiana; fue realizado por un periodista (ahora Senador) llamado Edgar Artunduaga, el ha trabajado en cadenas como Todelar, Caracol y RCN , hasta el año pasado fue director de Radio Santa fe .
El material sonoro es único
Buen DX
Rafael Rodríguez R.
Bogotá D.C. - COLOMBIA
http://www.edgar.artunduaga.com/index.php?option=com_content&view=article&id=49&Itemid=39RCN Radio Cadena Nacional, mas de 70 años de historia! .
Radio Cadena Nacional ha sido un pilar fundamental desde nuestros inicios hasta nuestros días, desarrollándose con una visión claramente definida como empresa sólida y privada de la organización Industrial Ardila Lülle. El año de 1948 marca el colofón de una etapa de procesos radiales que habrían de culminar con el nacimiento cronológico de la primera cadena de estaciones de radio en Colombia para emitir nacionalmente su programación.
En 1946 se inician las conversaciones para establecer una cadena que tuviera el enlace a Nueva Granada de Bogotá “La voz de Medellín”. La programación en vivo, los desfiles artísticos, los albores de la cobertura deportiva, la innovación en equipos y tecnología fueron desde sus inicios la constante en el accionar de RCN. Mas adelante la escasa satisfacción técnica obtenida por las cadenas anteriores en la transmisión de sus programas, por onda corta y de los elevadísimos costos que implicaban las transmisiones por circuitos telefónicos, el señor Enrique Ramírez Gaviria, técnico general de radio cadena nacional se dio a la tarea de ensayar la instalación de equipos de frecuencia modulada en 1946, ensayo que tuvo que ser suspendida hasta 1953.
En 1953 después de múltiples experimentos se estableció en forma definitiva y comercial la cadena de Frecuencia modulada que haciendo historia fue usada en sus etapa inicial por Fabricato, Everfit y Teji cóndor para algunos programas. Paralelamente a la implicación del sistema de enlaces por Frecuencia modulada, se adelanta un plan de crecimiento adquiriendo nuevas estaciones que dieran cuerpo a la cadena:- La Voz de Medellín:- La Nueva granada- Bogotá- La Voz de Pereira - (La voz del pueblo)- Radio Pacifico- Radio Santander en Bucaramanga- Radio Miramar en Cartagena- Transmisora caldas en Manizales. Con este fortalecimiento de las estaciones de A.M y dando cuerpo más amplio a la cadena en el año de 1953 se definen y articulan los montajes en los cerros poniendo en marcha esta red y convirtiendo a RCN en la pionera de este aprovechamiento del F.M
Hoy constituye la mayor organización radial de Colombia con un total de 141 emisoras entre propias, asociadas y afiliadas. En 1954 se estrena la nueva sede de la voz de Medellín con el primer y inicio radioteatro con escenario giratorio y capacidad para 340 personas situado en la carrera Bolívar cruce con Cuba. Nuevos equipos, nuevas estaciones propias, tecnología siempre actualizada ingresan a Radio Cadena Nacional al ser adquirida en sus totalidad en 1973 por la organización industrial Ardila Lülle que le inyecta criterios empresariales dinámicos y aportes económicos llevando a RCN al más importante puesto del desarrollo radial en Colombia.
Radio Cadena Nacional S.A esta afiliada en Colombia a la Corporación Calidad y a la asociación de medios de comunicación, Asomedios. En lo Internacional a la asociación Internacional de Radiodifusión, AIR en donde su presidente es miembro principal por Colombia de su consejo directivo como vicepresidente secretario de la asociación.Si desea escuchar algunos audios contando los 60 años de historia de esta cadena,
La historia de la radio colombiana
La primera emisora radial en la historia de Colombia comenzó a funcionar en Bogotá, y no en Barranquilla, como erróneamente se ha dicho y escrito en varias ocasiones, por iniciativa del gobierno de Miguel Abadía Méndez. Cuando en agosto de 1926 el nuevo presidente organizó su gabinete ministerial, para ocupar la cartera de Correos y Telégrafos nombró al arquitecto y periodista José de Jesús García, quien recibió un ministerio sumamente activo y lleno de proyectos.
La Administración anterior, la del general Ospina, la misma que creó el Ministerio de Correos y Telégrafos, le había dado al área de las comunicaciones un singular impulso. Continuando con esa política, dieciocho meses después el Ejecutivo dio los primeros pasos destinados a que el Estado colombiano contara con una radiodifusora. Y, al mismo tiempo, elaboró y dio a conocer las normas exigidas para que los particulares instalaran y pusieran en funcionamiento otras de carácter comercial.
La perifonía colombiana estaba en marcha en Colombia impulsada desde el Gobierno y en medio de las expectativas del gran público, ya que solo un selecto y privilegiado sector de la población había podido hasta entonces disfrutar de la sintonía de unas pocas estaciones extranjeras de onda corta mediante el uso de los primeros y costosos receptores llegados al país. Durante el primer semestre de 1928 el ministro García, con la asesoría de técnicos extranjeros, comenzó a tomar las necesarias y sucesivas decisiones para instalar la emisora denominada HJN.
La compra del transmisor de onda media se realizó en la empresa alemana Telefunken, y en un pequeño terreno fiscal en un sitio denominado como Puente Aranda se planeo la construcción de la planta transmisora y parque de antenas. La emisora no poseía estudio alguno y para ello se decidió que este se instalara en un salón del Capitolio Nacional. La promesa fue que el 15 de julio las obras estarían terminadas. Pero la promesa no se pudo cumplir.
El jueves 5 de septiembre de 1929, en la primera plana del diario El Espectador, un pequeño anuncio informaba sobre un singular hecho: “Teatro Caldas, Chapinero. Inauguración de la estación Radiodifusora de Bogotá. Los concurrentes de esta noche al Teatro Caldas podrán oír los discursos del señor ministro de las comunicaciones y del Sr. Sarazola. Además, cantos de los señores Umaña y Posada”. Los dueños del teatro, pensando acertadamente en que el acontecimiento radial no podría ser escuchado por la inmensa mayoría de bogotanos carentes de receptores, en la cinematográfica sala habían instalado uno de estos aparatos conectado a dos altoparlantes, y de esta forma sacarle provecho a la transmisión con la correspondiente venta de entradas.
Pero además de la comercial invitación, en la última página del periódico una nota informaba lo siguiente: “Hoy, a las seis de la tarde, se verificará el primer concierto de la estación radiodifusora instalada por el Gobierno Nacional cerca del sitio denominado Puente Aranda. La inauguración oficial de esta estación se efectuó a las 11 de la mañana y al acto asistieron, entre otras personas, el ministro de Correos y Telégrafos, el técnico señor Klemp, varios miembros del Congreso y numerosos invitados”.
El Ministerio de Correos y Telégrafos informaba que la estación transmitiría en la frecuencia de 705 Kcs, banda de 425 metros, y también que la potencia le permitiría ser escuchada en toda la república. Durante las transmisiones de prueba de la estación, los conciertos fueron captados en ciudades tan distantes como Barranquilla, Cereté y Santa Marta, de acuerdo a los telegramas que llegaron al Ministerio. La estación transmisora de Puente Aranda funcionaba con un jefe electricista, un ayudante, un maquinista y su ayudante y dos mecánicos. La hora fijada por el Ministerio para que se lleven a cabo los conciertos fue la de las nueve de la noche.
Poco a poco, la programación de la emisora fue tomando forma. Ya para el 17 de septiembre utilizaba un formato más o menos básico, fecha en la que justamente El Espectador anunciaba la publicación diaria en sus páginas de la programación de la HJN.
Año tras año, la HJN continuó afinando la calidad de su programación, mientras que al mismo tiempo, aunque con lentitud, ampliaba sus horarios de transmisión. Tras un breve período de producción de programas por parte de concesionarios particulares, ya en nombre del Estado, fue dirigida sucesivamente por varios personajes nacionales, entre los que con singular brillo se destacó el escritor Daniel Samper Ortega entre 1932 y 1933. Cinco años más tarde, debido a la eficiente burocracia y unas repetidas “deficiencias técnicas”, la voz de la primera radiodifusora colombiana terminó por enmudecer.
Durante los dos últimos años del Gobierno de López Pumarejo las posibilidades de la instalación de una nueva emisora estatal fueron creciendo. Estudiado con atención un proyecto elaborado al respecto, con un costo estimado en 300.000 pesos, su financiación resultaba en ese momento imposible. Fue entonces cuando Gustavo Santos, director nacional de Bellas Artes, le dijo un día al Presidente López, quien no había dejado de pensar en el proyecto, que él iba a construir la emisora con la plata que hubiera. Y la hizo
La emisora gubernamental fue inaugurada el 1 de febrero de 1940 a las 20:00 horas, desde el flamante edificio de la emisora, construido especialmente, y localizado sobre la Av. Caracas. Entre 1940 y 1950, la Radio Difusora Nacional operó bajo la orbita del Ministerio de Educación, en 1952 se acercó un poco más a la Presidencia de la República, como filial de la Oficina de Información, a partir de 1957 formaba parte del Departamento Nacional de Radiotelevisión, dependiente en forma directa de la Presidencia, y años después formaba parte del llamado Instituto Nacional de Radio y Televisión.
A principios de los años noventa, los equipos de onda corta de la estatal emisora comenzaron a salir de servicio con demasiada frecuencia y terminaron por dejar de funcionar. La voz internacional de Colombia desapareció del éter, simultáneamente con la reducción del número de sus repetidoras nacionales, la razón fue la desidia gubernamental y la intemperancia de los trabajadores de Inravisión. Y ya a finales del agitado siglo pasado los augurios sobre el futuro de la enferma Radiodifusora Nacional de Colombia eran, sencilla y tristemente, de pronóstico reservado. La Radiodifusora Nacional de Colombia a lo largo de su historia opero en la onda corta en las frecuencias de 6180, 17885, 15335, 11795, 9685 y 9655 con una potencia de 25 Kw, aunque en los últimos tiempos esta se vio notoriamente reducida por el deterioro de sus equipos.
Tras la promulgación del decreto del Gobierno de Abadía Méndez, determinante de las condiciones para la instalación de «estaciones de perifonía», muy pronto comenzó a aparecer en Colombia una nueva clase de empresarios dedicados al prometedor negocio de la radiodifusión.
En la capital de la República, por ejemplo, la primera emisora de ese tipo inició actividades el 14 de enero de 1930, gerenciada por Alfredo Carreño bajo el extranjerizante nombre de Universal Radio Corporation, e identificada por las letras HKC; y ya para 1938 habían llegado a la media docena: Radio Alford, Radio HKF, La Voz de la Víctor, Colombia Broadcasting, La Voz de Colombia y Ecos del Tequendama. Seis años después, a mediados de la década del ‘40, en el ámbito nacional el Ministerio de Correos y Telégrafos registraba un total de 71 estaciones funcionando en 27 centros urbanos.
Tal proliferación produjo entonces un novedoso fenómeno: la transmisión de ciertos programas, organizados generalmente por agencias de publicidad o departamentos de ventas de grandes compañías, a través de cadenas circunstanciales y pasajeras formadas por emisoras de diferentes ciudades y propietarios, según el interés regional o nacional de tal o cual producto, entidad o empresa.
De este modo se inicia el funcionamiento de la modalidad de emitir en cadena, algo muy común en la radiodifusión colombiana.
El 19 de febrero de 1941 nace el programa ofrecido por la Federación Nacional de Cafeteros, para iniciar una intensa campaña en pro del mayor y mejor consumo del café dentro del territorio de la República, con la colaboración de la orquesta Emilio Murillo de La Nueva Granada, bajo la dirección del maestro Francisco Cristancho. Por la Radiodifusora Nacional en cadena con las estaciones La Nueva Granada, La Voz de Colombia, La Voz de Bogotá y Emisores Unidas de Barranquilla.
El 28 de febrero de 1945, a las 20:30 horas, sale al aire La Cadena de la Suerte, novedad radial que presenta al país la Lotería Extraordinaria de Girardot. Atracciones, concursos, premios. Las emisoras que conformaban la cadena fueron: La Voz de Colombia, La Voz de Bogotá y Radio Girardot. El programa se producía en el auditorio de La Voz de Bogotá.
Por último vemos que el 6 de mayo de 1945 es creado el programa “Los Profesores del Aire”, que fue el más ingenioso programa radial de Colombia. Se ofrecían valiosos premios en efectivo para el público ofrecido por las principales emisoras y por Propaganda Época Ltda., la gran agencia de avisos de Bogotá y Medellín, todo para demostrar el alto nivel cultural que había alcanzado el país. El programa demostraba también la cobertura nacional alcanzada por estas efímeras cadenas a través de once emisoras localizadas en otras tantas ciudades del país: Bogotá, Medellín, Barranquilla, Cali, Pereira, Cartagena, Manizales, Bucaramanga, Tunja, Neiva e Ibagué.
Estas exitosas experiencias condujeron inevitablemente a varios empresarios a pensar en uniones permanentes. Dos de ellos, William Gil Sánchez y Enrique Ramírez Gaviria, inquietos promotores de las que, en corto tiempo, se convertirían en las dos grandes cadenas de la radiodifusión privada en Colombia. Nacidas casi simultáneamente, pocos meses después del destructor estallido popular del 9 de abril de 1948. Trágico suceso que motivó que Gobierno Nacional censura a muchas de las emisoras radiales acusadas de haber contribuido en ese nefasto día a incentivar la rebelión con comentarios subidos de tono e incitaciones irresponsables.
La Cadena Radial Colombiana (Caracol), creada inicialmente por la fusión de las emisoras Voz de Antioquia y la bogotana Nuevo Mundo, comenzó a funcionar desde 1948 por iniciativa de William Gil Sánchez cuando el 18 de marzo de 1950 quedó formalmente constituida como sociedad comercial, con la integración de otras dos estaciones. Los firmantes de la histórica escritura fueron Gil Sánchez de la Voz de Antioquia, Fernando Londoño Henao por Radio Nuevo Mundo de Bogotá, Rafael Roncallo de Emisoras Unidas de Barranquilla y H. S. Simmons de la Radiodifusora de Occidente de Cali. Como dato curioso, vale la pena recordar que Radio Nuevo Mundo había nacido a finales de los años treinta con el nombre de Radio El Liberal por iniciativa de los ex presidentes de la Republica Alfonso López Pumarejo y Alberto Lleras Camargo, con el claro propósito de competir ideológicamente con la Voz de Colombia.
En 1956 las emisoras afiliadas a Caracol llegaban a 16, entre las que, además de las cuatro fundadoras, figuraban Ecos del Combeima, Ondas del Gualí, Radio Bucaramanga, La Voz de Cúcuta, La Voz Amiga, Emisoras Fuentes, Ondas del Puerto, La Voz de Armenia, Ecos de Pasto, Radio Neiva, Radio Manizales y La Voz de Santa Marta.
Radio Cadena Nacional fue formada por iniciativa de los hermanos Enrique y Roberto Ramírez Gaviria y Rudesindo Echavarría mediante la unión de la Emisoras Nueva Granada, de Bogotá, y la Voz de Medellín. Más tarde vincularon a sus objetivos a un grupo de importantes empresas industriales y a varias otras radiodifusoras. A mediados de los años cincuenta, además de las dos emisoras fundadoras, RCN era propietaria de Radio Pacífico de Cali, La Voz de Pereira y Radio Santander de Bucaramanga, y contaba con otras 15 con el carácter de afiliadas instaladas en las ciudades de Bogotá, Medellín, Girardot, Ibagué, Barranquilla, Cartagena, Santa Marta, Armenia, Manizales, Cartago, Buga, Palmira, Neiva, Popayán y Pasto.
Los cincuenta y sesenta, y parte de los setenta pueden considerarse como los años dorados de las grandes cadenas, por la variedad y calidad de su programación y los adelantos técnicos de sus emisoras. Años que marcaron, por ejemplo, el apogeo de los grandes programas en vivo, musicales, teatrales, de concurso, de variedades, irradiados para todo el país desde confortables y concurridos radioteatros.
Años que fueron, también, testigos del inicio de la conformación de verdaderos equipos noticiosos, integrados por voces y especialistas de gran profesionalismo que lograron colocar al periodismo radial colombiano entre los mejores de Hispanoamérica. Durante los años setenta, obligadas ya por la competencia de la televisión (que había hecho su aparición en junio 1954), las grandes cadenas (y la radiodifusión en general) comenzaron inevitablemente a variar su programación. Poco a poco, los populares programas en vivo fueron desapareciendo, y entrando en los años ochenta, la mediocridad y la falta de creatividad iniciaron la invasión de las ondas radiales. Con excepción de algunos grandes noticieros, que sí mantuvieron y aumentaron su profesionalismo, aunque prologados artificialmente en sus horarios para atender la creciente y abultada pauta publicitaria, el resto de la programación se contrajo, en general, a la transmisión de grabaciones musicales.
En uno u otro caso, alternadas o intercaladas, juntas o separadas con equipos de parlanchines que, en medio de un desorden general, de voces disonantes que se interrumpen una y otra vez, durante horas se ocupan de una enorme variedad de temas, de concursos o de llamadas de oyentes absolutamente intrascendentes e inútiles, de boberías sin fin, en ocasiones utilizando un lenguaje chabacano, acompañados por la transmisión de cuñas publicitarias, directas o indirectas, subliminales o descaradas, de pócimas milagrosas, medicamentos de dudosa eficacia, tratamientos de belleza o variados servicios de charlatanes, especialistas en vivir del cuento.
En marzo de 1932, al ser nombrado el escritor Daniel Samper Ortega director de la HJN, un editorial del periódico El Espectador, entre otros conceptos, con ilusión patriótica expresaba: “Orientadas con un criterio razonable que alternen el sentido práctico y el buen gusto, las estaciones radiodifusoras pueden desempeñar en el desarrollo de la cultura del país un papel tan importante como el de los colegios y universidades; y acaso más ameno que el de éstos, especialmente en las clases trabajadoras que no disponen de dinero ni de tiempo para asistir a los establecimientos de educación, oficiales o particulares, el radio llena una misión didáctica cuyo alcance benéfico difícilmente podríamos meditar. Esto precisamente es lo que hace imperiosa la necesidad de que en su empleo se proceda atendiendo no sólo a sus cualidades amenas, sino ante todo, a su influjo educador”.
Otras cadenas de importancia en la radio Colombia han sido Cadena Todelar y la Cadena Súper, siendo ambas propietarias de varias emisoras y con un importante número de estaciones afiliadas.
Hablar de las emisoras colombianas en la onda corta, puedo asegurarles que llevaría mas de un programa. Muchas de ellas se distribuyeron en las bandas tropicales e internacionales, especialmente en la banda de los 49 metros. Las mas conocidas fueron las emisoras cabeceras de las cadenas que he mencionado a lo largo del programa, pero también muchas emisoras independientes hacían uso de estas frecuencias, y eso hacia interesante su escucha.
Para el final he dejado de ex profeso la mención de una de las más conocidas emisoras colombianas hoy ya desaparecida, pero que fue todo un ejemplo de cómo hacer buena radio y trasladar esa calidad al exterior. Me refiero a Radio Sutatenza, una emisora cultural que era captada en toda América y el mundo gracias a su potente onda corta que empleo las frecuencias de 6075 y 5095 kcs.